He estado mirando viejos libros y me he encontrado con una de mis almohadas literarias, "Las charlas de café" de Don Santiago Ramón y Cajal. Es de esos libros que abro al azar para ayuda y atención- nunca mejor dicho- médica.
Escribí en la bitácora, hace meses, sobre este vademécum que ahora vuelve :
" Te consideras deprimido y humillado porque reconoces, con pena, que para producir poco necesitas esforzarte mucho. Pero con ligeras diferencias, a todos les ocurrió los mismo en sus comienzos. No te desiluciones, sin embargo, y labora con ahinco. Alumbra primero, aunque sea dolorosamente, la vena de la primera nueva verdad, que ella lablará después espontáneamente, el cauce por donde otros hechos fluyan rauda y abundantemente. Porque en ciencia sólo hay un esfuerzo doloroso y sangriento : el parto del primer hecho original.
Y aunque tu premiosidad fuera irremediable, consuélate con el ejemplo moderno de Helmholtz, que, no obstante su lentitud creadora, dejó obra imponente e imperecedera; y con el antiguo de Zeuxis, quien, reprendido por pintar harto tardamente, exclamó lleno de noble orgullo : "Empleo mucho tiempo porque pinto para mucho tiempo".
" Menester es estudiar para hacer estudiar. He aquí una sencilla máxima de Plutarco que suelen olvidar muchos maestros. Podríasela expresar también diciendo- con vistas a la práctica- : Sólo trabajando se enseña a trabajar. Recordemos también el dicho de Cisneros : "Fray ejemplo es el mejor predicador"
Santiago Ramón y Cajal (1852-1934)
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