Se llamaba Damiana, era comedianta y amante del marqués de Heliche; sus noches escandalosas en la Corte española junto al citado marqués fueron bravas y plenas. En uno de los viajes que hizo con él por el Reino de Aragón y Navarra, se presentaron en el palacio del Virrey en una fiesta, lo que provocó que el conde de Santisteban los prendiera.
"La venus del espejo" es ella, el genio de Velázquez la retrató tal cual era, la absoluta y sensual belleza de una andaluza con la que hacer música en todo su cuerpo.
Parece que el origen del cuadro está en el Carpio, pueblo de Córdoba.Veláquez se iba a Italia y embarca en enero de 1649 en Málaga, no sin antes pasar por el pueblo cordobés en el que el marqués tenía su palacio. El marqués de Heliche era hijo del VI marqués del Carpio, valido de Felipe IV y se llamaba Gaspar de Haro y Guzmán, tenía a la sazón unos veintitantos años y hacía vida marital con Damiana, con la que tuvo dos hijos, muertos ambos y ella misma en el segundo parto.
Años después el marqués se casará con Antonia de la Cerda, de la casa de medinaceli; dicen que era muy bella pero nada que ver con nuestra Damiana.
Un viajero francés, de nombre Bertaut, escribe que el marqués era el más feo de la Corte y su esposa la más bella. Por deudas del mismo, "La venus del Espejo" vuelve a manos de Velázquez en depósito, pero una hija de Heliche y de Antonia, se casa con el X duque de Alba y lo recupera; años después es vendido a Manuel Godoy, nuestro " Príncipe de la Paz", que lo revende a un inglés de nombre George Yates y Damiana se va a Inglatera...
Es un cuadro que me apasiona y en el que se descubren demasiadas cosas al instante, la expresión sensual de la belleza, el ritmo del pincel y la capacidad de recrear la pura sensualidad que aletarga sin naufragar. Y esta tarde quiero mirarla.
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