martes, 9 de diciembre de 2008

UN POZO ABANDONADO.


He escuchado maravillosas baladas, regalo de alguien ilustrado y de buen gusto; y al hilo de la música, he recordado a Stendhal. A veces los fantasmas perdidos aparecen para recordarnos que tenemos sus obras en el corazón. La primera vez que leí " La cartuja de Parma", me emocioné de una forma difícil de describir; con "Rojo y Negro", invité a merendar a una compañera de facultad, para después emborracharme en el decadente pub "Abades" de Sevilla.

Así que tardé tiempo en leer " Del amor"; en esta obra, Stendhal desarrolla su famosa teoria de la conciencia, su idea de que nuestra manera de ver es nuestra manera de sentir, de que la evidencia del mundo cristaliza en el hilo del sentimiento.
" En las salinas de Salzburgo, una rama despojada de sus hojas por el invierno es lanzada a las profundidades de un pozo abandonado; dos o tres meses después se la vuelve a sacar, cubierta de rutilantes cristales : las ramitas más pequeñas, no mayores que una uña de reyezuelo, centellean como una multitud de diamantes fúlgidos y luminosos. Nadie podría reconocer la rama original.
Lo que yo llamo cristalización es aquel proceso mental que extrae de todo cuanto sucede nuevas pruebas de la perfección de la persona amada ".

"Del amor" contradice aquella afirmación de que a medida que la civilización progresa, lo que avanza es la capacidad intelectual del hombre. Una capacidad no puede avanzar como si fuera una tropa de masoquistas, ciegos a todos los peligros y olvidados de placeres escondidos.

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