En mi niñez, frente a mi casa, había un "carrillo" de chucherias; todos los niños de la zona comprábamos allí, era el carrillo de Vicente; Vicente era listo, serio y jamás se le engañaba. ¿Qué le pasa a los banqueros?
" Amo el otoño y amo su tristeza,
su cielo gris, sus árboles borrosos
entre la niebla, vagamente hermosos...
¿No amáis también vosotros la belleza
desnuda del otoño? El alma empieza a hacerse
buena y honda. ¡ Y qué piadosos
se hacen los viejos sueños ardorosos!
¡Qué humana ahora la naturaleza!
Oh cielo bajo, luz tan tamizada,
luz tan vencida, compasivo empeño
de dar al hombre asilo y sombra amada.
No sé si el mundo es ya triste o risueño.
Dios se ha dormido. El alma está callada.
Se me ha llenado el corazón de sueño "
Vicente Gaos (1919-1980)
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