Por culpa de John Williams he estado a punto de llegar tarde al trabajo. Su novela, " Stoner ", engancha. Ya escribiré sobre ella cuando la acabe de leer.
Entre los viejos periódicos que repaso, antes de tirarlos, encuentro el discurso de Paul Auster en los Premios Príncipe de Asturias de 2006. No lo recordaba.
" ... En otras palabras, el arte es inútil, al menos comparado con, digamos el trabajo de un fontanero, un médico o un maquinista. Pero ¿ qué tiene de malo la inutilidad ? ¿ Acaso la falta de sentido práctico supone que los libros, los cuadros y los cuartetos de cuerda son una pura y simple pérdida de tiempo ? Muchos los creen. Pero yo sostengo que el valor del arte reside en su misma inutilidad; que la creación, de una obra de arte es lo que nos distingue de las demás criaturas que pueblan este planeta, y lo que nos define, en los esencial, como seres humanos. Hacer algo por puro placer, por la gracia de hacerlo. Piénsese en el esfuerzo que supone, en las largar horas de práctica y disciplina que se necesitan para ser un consumado pianista o bailarín. Todo ese trabajo y sufrimiento, los sacrificios realizados para lograr algo que es total y absolutamente... inútil.
La narrativa, sin embargo, se halla en una esfera diferente a las demás artes. Su medio es el lenguaje, y el lenguaje es algo que compartimos con los demás, común a nosotros. En cuanto aprendemos a hablar, empezamos a sentir avidez por los relatos. Los que seamos capacer de rememorar nuestra infancia recordaremos el ansia con que saboreábamos el cuento que nos contaban en la cama, el momento en que nuestro padre o nuestra madre, se sentaba en la penumbra junto a nosotros con un libro y nos leía un cuento de hadas (... )
Nos hacemos mayores, pero no cambiamos. Nos volvemos más refinados, pero en el fondo seguimos siendo como cuando éramos pequeños... "
Paul Auster.
( Foto de autor desconocido )
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