Lectura de una poeta extraña, sensual y apasionada.
" Nadie enjugó sus lágrimas al calor de mi aliento
ni empañó con sollozos la embriaguez de mi lecho :
preservo a mis amantes del agraz del amor.
Destierro de su frente la quemazón del día
y ahuyento de sus párpados cerrados la alborada.
Sus ojos no verán marchitarse las rosas.
Sólo yo abro la puerta a noches sin mañana.
Conozco estrofas de oro de sáficas cadencias
y arrobo con miradas turbias y acordes lánguidos
a quienes a la sombra de mis manos se aduermen.
Destilo lentos cantos , turbadoras caricias
y murmullo palabras prohibidas en lo oscuro.
Templo la luz del sol, los aromas y ruidos "
Renée Vivien (1877-1909 )
( Foto de Denise Colomb )
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