En la poesía amorosa siempre aparece el contraste entre eros y tánatos. En el poema que leo, se alude a la muerte y a la tierra que ha de comerse los labios del amante. El Carpe diem y las imágenes del Barroco. Me gusta el soneto de versos alejandrinos, tiene su tono nocturno y soñado.
" Con estos mismos labios que ha de comer la tierra,
te beso limpiamente los mínimos cabellos
que hacen anillos de ébano, minúsculos y bellos,
en tu cuello , lo mismo que el pinar en la sierra.
Te muerdo con los dientes, te hiero en esta guerra
de amor en que enloquezco. Sangras. Y pongo sellos
a las heridas tibias con besos, besos... Ellos
que han de quedar comidos, mordidos por la tierra.
Tal ímpetu me come las entrañas, que sorbo
tu carne palmo a palmo, cerco de llama el sexo,
te devoro a caricias, y a besos, y a mordiscos.
Ni la muerte , ni el ansia, ni el tiempo son estorbo.
El abrazo es lo mismo si cóncavo o convexo,
y yo soy un cordero que trisca en tus apriscos "
Antonio Carvajal.
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