Los sonetos de Quevedo son perfectos, sin torceduras ni derrumbes.
" Pues hoy derrama noche el sentimiento
por todo el cerco de la lumbre pura,
y amortecido el sol en sombra obscura
de lágrimas al fuego y voz al viento;
pues de la muerte el negro encerramiento
descubre con temblor la sepultura,
y el monte, que embaraza la llanura
del mar cercano, se divide atento,
de piedra es, hombre duro, de diamante
tu corazón, pues muerte tan severa
no anega con tus ojos tu semblante.
Mas no es de piedra, no; que si lo fuera,
de lástima de ver a Dios amante,
entre las otras piedras se rompiera "
Francisco de Quevedo y Villegas ( 1580-1645 )
( Foto de Josef Koudelka )
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