A veces aparecen los rescates, los hay harto complicados. Lola Beccaria sabe de ello...
" Hernán apareció en mi vida cuando había estado a punto de tirarme al vacío, ebria de alcohol y hastiada de ocultarme la verdad, enfrentada a mi propio desamparo. Yo no lo vi llegar. Solo sentí unos brazos fuertes y seguros, unas manos firmes que me elevaban hacia el cielo, poniendo alas a mis pies. Ya no podría apuntar a la diana de algún paso de cebra que hiciera de casual ataúd para mis desvaríos. Ahora subía en dirección contraria a mi previsto destino; volaba hacia donde uno tiene que volar por lógica. A las estrellas.
Un ángel o un demonio, Hernán obró el milagro aquella tarde. Salvó mi cuerpo de estrellarse tarde o temprano en la calle. Desnudo y frágil, asilvestrado y montaraz. El cuerpo de una niña tan cansada de echarse al monte que prefiere en su lugar echarse a la deriva de la muerte.
Una niña que para ser rescatada debe ensayar la destrucción absoluta "
Lola Beccaria.
3 comentarios:
Bueno, si durante el ensayo no se llega a la destrucción absoluta, bien vale un buen ensayo.
Los jinetes fantasmas estos galopando por el cielo, son la pera.
La foto te inicia en lo que vas a leer y a escuchar a continuación.
¡Muy buen post, almirante!
Un saludo
Se me pasó decir que quiero un Hernán, jeje.
parec parte de mi historia...si me lo permitís, me lo llevo a mi blog, si?
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