sábado, 6 de febrero de 2010

NYSSIA.


Tiene la tarde sabor a miradas; en el rostro lleva signos de tiempos gloriosos que permanecen, el secreto encanto de un alma proyectada en el cuerpo. Un cuerpo para el deleite y el tesoro encontrado.

" Él había quedado embelesado, fascinado, de alguna manera fulminado más que encantado, por esa aparición sobrehumana, por ese monstruo de belleza... La perfección llevada a tal punto siempre es inquietante y las mujeres tan parecidas a las diosas solo pueden ser fatales para los difíciles mortales; han sido creadas para los adulterios celestiales; y los hombres , hasta los más valientes, no se aventuran más que temblando en semejantes amores... Correrían a precipitarse bajo las ruedas de plata de su carro para experimentar la voluptuosidad de ser destrozados por ella, como esos devotos hindúes que pavimentan con sus cuerpos el camino de su ídolo "

Theóphile Gautier (1811-1872)

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