A la sapiencia vendedora de Pepín Fernández y Ramón Areces, se debe que haya aquí un día de los enamorados. Nada más contrario al amor que un día para el amor; uno huye como puede...
" Cuando despiertes, y te levantes,
y veas tu cuerpo en ese espejo de amor,
acuérdate: te estoy mirando.
Obsérvate despacio,
estudia cada uno de tus poros :
me verás, seré "el testigo" de tanta belleza.
Vuelve a recordar :
qué poro es el que absorbe,
cuál el que aguarda.
Resulta ridículo que,"a estas alturas de la vida".
vayamos a creer que todo esto es incierto,
una invención, sólo un sueño;
no lo es. Es simplemente vida.
Nunca me escondí,
fue que estuve en un letargo,
como los osos en invierno "
Carlos Álvarez-Ude.
1 comentario:
Qué bonita composición. Cómo me ha transportado a los tiempos de Cartago y la historia de amor de Dido, de cómo los dioses decidieron una vez más, separar un amor así, como el de la de la reina.
Pongo este enlace por si fuera de su curiosidad visitarlo, es mi amiga, la escritora, Isabel Barceló.
http://mujeresderoma.blogspot.com/
Un saludo.
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