Vuelvo a un libro que trata de pasión y derrota, libro de antojos con toque poético. Leer "Viento del norte" de Elena Quiroga, es siempre un flotador contra la idiotez que machaca estos tiempos.
" Durmieron con la ventana abierta. Boca arriba en la cama, con aquel denso olor a tierra mojada entrándosele en los huesos, Marcela se sentía en calma. Volvióse Álvaro a mirarla. Acostumbrados los ojos a la oscuridad, vió brillar el rojo pelo enmarañado sobre la almohada : toda su abochornada tristeza se esfumó.
Por la abierta ventana entraba la vida, el ruido de los insectos en la noche, de las hojas que batían contra las paredes, el gotear persistente de la lluvia. ¿ Qué decía la lluvia? El agua que genera era simple y mansa como una aldeana. Álvaro supo que lo que importa siempre es lo verdadero, lo recóndito, los primeros trazos, los seres humanos sin careta, con la nobleza de lo humilde, con lo entrañable de la carne. Y entraña, humilde y humana era Marcela.
Supo que estaba desposándose con cuanto amaba, y con fervor comulgó hembra, tierra y lluvia. De aquel acto de fe obtuvo un corazón sereno"
Elena Quiroga (1921-1995)
1 comentario:
Un fragmento muy interesante.
Saludos
Marisa
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