Paisano de Vargas Llosa, su escritura es profunda, amena e irónica. Sus cuentos nunca se olvidan. Leo las "Prosas apátridas" de Julio Ramón Ribeyro y la tarde clarea.
" A cierta edad, que varía según las personas pero que se sitúa hacia la cuarentena, la vida comienza a parecernos insulsa, lenta, estéril, sin atractivos, repetitiva, como si cada día no fuera sino el plagio del anterior. Algo en nosotros se ha apagado : entusiasmo, energía, capacidad de proyectar, espíritu de aventura o simplemente apetito de goce, de invención o de riesgo. Es el momento de hacer un alto, reconsiderarla bajo todos sus aspectos y tratar de sacar partido de sus flaquezas. Momento de suprema elección, pues se trata en realidad de escoger entre la sabiduría o la estupidez "
Julio Ramón Ribeyro (1929-1994)
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