Día de campo, niebla y puro otoño. Olivos cargados de aceitunas ya maduras; a lo lejos, las tierras de Andújar y el eco del ladrido de los perros. Paseo con Alicia Giménez Bartlett y sus cuentos.
" No, no me lo cuentes. No entres en el corral estrecho donde picotean las gallinas de cada cual. No desciendas al detalle ni a la anécdota. No te muestres en calcetines antes de tiempo. No me des tu electrocardiograma. Asume tu biografía hasta hoy y haz con ella un bolo alimenticio rumiable y resurgitable, pero no lo muestres en público, no abras la boca al masticar. Seguramente te has creído que, al final, lograrás endosarme la historia de tus desgracias sentimentales, que no son sino el enmascaramiento de la mediocridad que ha guiado tu vida en general. Pues no, ni lo sueñes, si no has tenido arrestos para saltar del vehículo en marcha es solo cuestión tuya. También si has cambiado demasiadas veces de coche solo por la carrocería, o porque eres un apasionado de la automoción. Allá tú. No te creas que el derecho de hablar conmigo en un bar te da el derecho de mancharme de lágrimas y mocos la solapa. Mi solapa es mía y he conseguido tenerla seca en los últimos tiempos ( ...) Por eso te digo que no me cuentes nada . Serán variaciones sobre el mismo tema. Será Bach poniéndonos en el mejor de los caso, porque me has parecido un tipo con clase, pero no más. Será jazz como la vida misma, de Detroit ( ...) Todos sabemos que acabar haciendo el amor con una mujer no presentada es una meta seductora para cualquier hombre de mediana edad. Pero es difícil, no suelen presentarse demasiadas oportunidades a no ser en esos bares de gente mayor especialmente ideados para la pesca. Supongo que eso será sórdido y tristón para ti, de modo que olvídalo... "
Alicia Giménez Bartlett.
( Foto de Daniel Southard )
No hay comentarios:
Publicar un comentario