Entre las cartas que uno no olvida están las de Madame de Sévigné. Hay una de las muchas enviadas a su hija-fechada el 1 de abril de 1671- que no tiene desperdicio.
" Amaros, pensar en vos, enternecerme en todo momento más de lo que querría, ocuparme de vuestros asuntos, preocuparme de lo que pensáis; sentir vuestros fastidios y viestras penas, querer sufrirlos en vuestro liugar, si fuera posible; despejar vuestro corazón como despejaba vuestros aposentos de los importunos que veía que los llenaban; en una palabra, hijita, comprender intensamente qué es eso de amar a alguien más que a sí mismo : tal es mi estado"
Madame de Sévigné ( 1626-1696 )
( Foto de Philippe Pottier )
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