Ameno, breve y profundo. Así podría definir el libro, " El funeral del Emperador", que acaba de dar a la imprenta mi compadre, José María Herrera. Me ha gustado mucho y lo recomiendo encarecidamente.
" Antonio Zantani tenía en 1557 cuarenta y ocho años, algunos más que su esposa, la bella Helena Barozza, dama tan fuera de lo común que se sospechaba fuera la reencarnación de Helena de Troya. Aunque erudito y brillante, la celebridad de la sociedad literaria a la que daba nombre no se debía a sus contribuciones intelectuales, sino a la fascinación que causaba su mujer. Aretino, gran experto en materia femenina, sufrió tal conmoción al conocerla que mandó un retrato a Vasari en 1542 con una nota en la que lamentaba que la perfección celestial de aquella criatura pudiera suscitar deseos tan lascivos. Igual asombro produjo en Tiziano, que la pintó al menos una vez, aunque desconocemos si en el papel de la romana Lucrecia, cuya honestidad emulaba, o en el de Bella sin más. Algunos creen que el retrato así llamado del Palacio Pitti de Florencia es el suyo. Puede ser. En las fechas que nos ocupan, su aspecto forzosamente debía haberse marchitado. La palma se la llevaba entonces otra contertulia, Irene de Spilimberg, quien a pesar de morir poco después, con tan sólo diecinueve años, había sido ya celebrada por la mitad de los poetas de Italia... "
José María Herrera.
( Foto de autor desconocido )
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