Nunca me ha gustado el día de San Valentín, también llamado de "Los enamorados". No sé si este santo estuvo enamorado alguna vez u ofició tantas bodas como dicen; lo que conozco es que es un buen invento para vender más. En ese sentido, tanto Pepín Fernández como su pariente Ramón Areces, aplicaron con éxito lo aprendido en los almacenes cubanos " El encanto ".
La lectura de Oliverio Girondo siempre se agradece.
" ¡ Todo era amor... amor ! No había nada más que amor. En todas partes se encontraba el amor. No se podía hablar más que de amor.
Amor pasado por agua, a la vainilla, amor al portador, amor a plazos. Amor analizable, analizado. Amor ultramarino. Amor ecuestre.
Amor de cartón piedra, amor con leche... lleno de prevenciones, de preventivos; lleno de cortocircuitos, de cortapisas.
Amor con una gran M, con una M mayúscula, chorreado de merengue, cubierto de flores blancas...
Amor espermatozoico, esperantista. Amor desinfectado, amor untuoso...
Amor con sus accesorios, con sus repuestos; con sus faltas de profundidad, de ortografía; con sus interrupciones cardíacas y telefónicas.
Amor que incendia el corazón de los orangutanes, de los bomberos. Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas, que arranca los botones de los botines, que se alimenta de encelo y de ensalada.
Amor impostergable y amor impuesto. Amor incandescente y amor incauto. Amor indeformable. Amor desnudo. Amor-amor que es, simplemente amor. Amor y amor... ¡ y nada más que amor ! "
Oliverio Girondo ( 1891-1967 )
( Foto de autor desconocido )
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