A la salida de una reunión, en el colegio de mi hijo, descubro a una señora con expresión de extraña tristeza. Apatía en su mirada, un rictus que denota cansancio extremo y abatimiento. Como un poema...
" Silenciosa , más que el polvo de la botica,
enmadejando hacia atrás con insolencia
varias disipaciones, busca el hito de su putaísmo
maltrecho y no goza con el pensamiento
sino que, al quedarse puntuando las gracias
que le dieron, se le ocurre mirar la gamuza,
y la mira, y la vuelve a mirar "
Concha García.
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