Día de campo, entre olivos. Un vino de Rueda helado y varios libros; poemas como medicina infalible y los diarios de Jünger.
" Cuando Zeus se dispuso a conceder un deseo a su adorado Endimión, éste no pidió una vida eterna, sino un sueño eterno, tan encantador era el recuerdo de la noche en brazos de Selene. Un sueño eterno, en el que se pudiera soñar, sería el último escalón del bienestar antes de lo atemporal. El durmiente, o bien anhela soñar, o bien volver a dormir.
" Y, una vez en el placer, ansío el deseo "
Ernst Jünger ( 1895-1998 )
( Foto de Adalberto Tiburzi )
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