domingo, 20 de diciembre de 2015

ELECCIONES.


              He votado temprano. Mucha gente y buen ambiente. En la cola de la urna, una señora interesantísima. Deleite mañanero.

         Charla con Ramón Gaya.

   " Venecia, 10 de febrero.

    La belleza en la Trattoria. La hija de la dueña viene algunas veces con una amiga suya que, al pronto, no parece muy guapa, pero más tarde resulta ser, decididamente, una belleza, es más, la belleza. Es de un rubio intenso, vigoroso, casi… verde. Muy clara de piel, pero no blanca, sino… lívida- de un amarillo Nápoles rosado, pálido, desmayado-, no como algo sin color, sino como algo que lo ha perdido. Es, desde luego, un rostro de una gran perfección, de un gran rigor, de un gran vigor, construido y sostenido por leyes muy rigurosas y vigorosas, pero… terriblemente delicado. En las comisuras de los labios hay como una " intimidad " que da un poco de sofoco, de sonrojo, y no por el " deseo " que pudiéramos sentir, sino porque se tiene la sensación  de " sorprender " algo, más que sensual, demasiado " íntimo ", demasiado " propio " , " suyo " en extremo, o mejor, no ya suyo, de ella, sino… " para " ella.
    En la belleza - absoluta, pura- hay algo… "

      Ramón Gaya ( 1910-2005 ) 

      ( Foto de autor desconocido )



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