martes, 18 de enero de 2011

LA PITILLERA.


Me gustan los cuentos de Álvaro Pombo; cuentos para contar en vieja casona cántabra, con mar bravío.

" Los objetos de uno personal cobran individualidad de un modo extraño. No todos los objetos. Cada persona tiene alguno. Tal vez un reloj o un llavero. La Archiduquesa tenía la pitillera. Con los años, me acostumbré, como quien se acostumbra a un ritmo, al día del cierre de la pitillera- dos clic de fonéticas distintas- al abrirse, al cerrarse, al tamborileo impaciente de las uñas en la laca azul. Y me hice a las periódicas desapariciones de la pitillera las noches de gran gala. El Zar era sumamente puntilloso. Le gustaba que todas las mujeres de su familia tuvieran un aire espléndido en sus fiestas. Satisfacer ese deseo ponía especialmente nerviosa a la Archiduquesa. Tenerse que arreglar para esas ocasiones, ocasionaba un torbellino de aderezos, tilas, y prendas de vestir en cuyo interior se hundía la pitillera, con la celeridad aterrorizada de un conejo. Entonces había que supenderlo todo hasta encontrarla... "

Álvaro Pombo.

( Foto de Wynn Richards )

2 comentarios:

Carmen Pulido dijo...

Me ha hecho muchísima gracia esta entrada de "La Pitillera", hará casi un año que me pasé a fumar tabaco de liar. Es un engorro eso de llevar filtros por un lado, papel por otro, el tabaco, así que decidí que los filtros, y el papel sería más cómodo llevarlos en una pitillera. Mi sorpresa es que allí donde la deje, a tod@s llama la atención, fumadores, y no fumadores y tienen esa manía de tocarla, abrirla y manosearla para al final coincidir diciendo: "Que bonita es esta pitillera", incluso una amiga me llegó a decir: "yo que no fumo, me dan ganas de hacerlo solo por llevar una pitillera como esta".

Gracias José María, me ha encantado.

Un beso

Carmen

Carmen Pulido dijo...

Te lo tomo prestado, Vale?