miércoles, 12 de abril de 2017
" LA GROSELLA "
Toda la mañana en la cocina, mientras se hace la comida leo cuentos de Chéjov.
" Ya no se trataba del oficinista tímido pobretón de otros tiempos, sino un auténtico terrateniente, de todo un señor. Se había amoldado a esta vida, se había acostumbrado a ella y le había cogido gusto. Comía mucho, se lavaba en los baños, engordaba, había tenido pleitos con sus vecinos y con las dos fábricas, y se enfadaba muchísimo cuando los muzhiks no lo llamaban " su señoría". Cuidaba de la salvación de su alma y lo hacía como es debido, es decir como los señores: en sus buenas obras no había humildad, las llevaba a cabo con todo lustre. ¿ Y qué buenas obras eran ? Curaba todas las enfermedades de los muzhiks con soda y aceite de ricino, y el día de su santo organizaba en la aldea unas plegarias en acción de gracias y daba a la gente medio balde de vodka. Creía que así se tenían que hacer las cosas "
Antón Chéjov ( 1860-1904 )
( Foto de André Kertész )
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