martes, 28 de julio de 2009

REBECCA.


Descubrí a Rebecca West con "El regreso del soldado" ; un libro que me dejó abrumado por la capacidad psicológica al describir el mundo de la primera guerra mundial y sus secuelas. Hace varios días acabé otro libro de esta magistral escritora, " Cordero negro, halcón gris", libro para aprender y descubrir mentiras. Su estudio de la vieja Yugoslavia es profundo, ameno y sugerente.

Y suena un murmullo de la niñez...

" ...Es importante que hubiera sido feliz aquí porque, saben, Chris no era como otros hombres de ciudad. Cuando jugaba de niño con nosotras en aquel bosque siempre habia demostrado una gran fe en la inminencia de lo improbable. Estaba convencido de que el abeto se movería, se encogería hasta transformarse en una princesa encantada, de que él era de verdad un piel roja y que su difraz caería cuando llegara el momento, el atardecer adecuado, de que en cualquier momento un tigre haría su aparición entre los helechos enseñando sus rosados colmillos; y esperaba todas estas cosas con una fuerza de la imaginación más poderosa que la fantasía normal propia de los niños. Y por un millar de insinuaciones, por cómo de cuando en cuando miraba con fijeza las cosas como si estuvieran a punto de disolverse en la nada, por la apasionada ilusión con la que viajaba a nuevos países o conocía a gente nueva, yo sabía que aquella fe había persistido hasta su vida de adulto.

Hábía cambiado sus esperanzas de convertirse en piel roja por la igualmente melancólica aspiración a reconciliarse por completo con la vida. Tenía la desesperanzada esperanza de que algún día habría de tener una experiencia que sería como la alquimia, convirtiendo en oro todos los oscuros metales del devenir de las cosas, y que a partir de esa revelación proseguiría su camino tocado de una alegría inextinguible..."

Rebecca West (1892-1983)

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