martes, 1 de marzo de 2016

RECUERDOS.


                   Sobremesa con Amos Oz.

     " Ahora, cincuenta años después de su muerte, me parece oír su voz diciendo esas palabras, o algunas parecidas, qué tensa mezcla de lucidez, escepticismo, sarcasmo agudo y sutil y eterna tristeza.
     Por aquellos años ya la corroía algo. Una cierta lentitud, comenzó a notarse en sus movimientos, o más que lentitud, algo parecido a una ligera dispersión. Dejó de dar clases particulares de literatura e historia. A veces, por una cantidad miserable, se comprometía a corregir el lenguaje y el estilo y a preparar para la imprenta un artículo científico que algún profesor  del barrio de Rehavia había escrito en un hebreo salpicado de alemán. Seguía haciendo sola cada día, con eficacia y habilidad, todas las tareas domésticas : hasta el mediodía cocinaba, freía y horneaba, compraba, cortaba, mezclaba, secaba, limpiaba, frotaba, hacía la colada, tendía, planchaba y doblaba hasta que toda la casa resplandecía, y por la tarde se sentaba en su silla y leía… "

      Amos Oz.

      ( Foto de auto desconocido )



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